El siguiente artículo, es de la autoría de la ciudadana de banano discord @Rosemarys.
En el principio ya teníamos ritmo, son y sabor corriendo por nuestras venas. Un día a lo lejos, divisamos carabelas que se acercaron a nuestro suelo trayendo consigo tiempos de “colonización, sometimientos y muertes”; pero como siempre, sacamos lo mejor de los momentos difíciles. La mezcla del indígena, del negro y el español hizo del Caribe un lugar diferente, el calor de nuestra sangre se acentuó llenándonos de picardía y vigor, el negro complementó nuestra melodía y la mezcla recompensó nuestro destino.
La música bien sea como rito o simple ritmo de amenización, ha formado parte importante de nuestros aborígenes, nuestra cultura y, por ende, de nuestro sabor latino. Al son de la salsa, del bolero, de la rumba, el guagancó y otros estilos se canta a los conflictos, aspiraciones, al imaginario amoroso, sueños y manías de la colectividad latina. Todos los pueblos caribeños se miran en un espejo, en un mundo lleno de letras y de cadencias que reflejan su sufrimiento: su realidad urbana. Melodías que van de la protesta a la poesía sin borrar ninguna a la otra.
Encontramos así al bolero; con él el alma del hispano se crea, se recrea, se construye, se destruye, se reconoce, se confiesa y se desnuda. El bolero puede ser amor, despecho, desilusión. Alguna vez en la vida todos tenemos un Amorcito Corazón, un Amor secreto, hemos bebido de La Copa Rota o vemos tan reflejada nuestras vivencias que podemos llegar a decir Ese Bolero es Mío. El intimismo, el recuerdo, la nostalgia o tristeza que evoca esta poesía hecha canción es lo que marca su carácter colectivo.
Y después de un romance se prende la rumba y explota la salsa en los años '60 aproximadamente. Hablar de ella es hablar de un fenómeno musical que se conserva con nosotros y es, en cierta medida, nuestra vida. Aún cuando ha evolucionado en diferentes sub géneros la salsa nace como una forma de protesta.
El caos de la ciudad “degenera” en inconformidades y esta música recoge historias que refieren todas las experiencias del hispano. La vivencia del barrio, de su gente, se plasma con arreglos salseros porque la salsa pertenece a la calle y sus máximos exponentes vienen de allí: de la pobreza. Sus canta autores conocen de cerca al Pedro Navaja que abunda por doquier, han visto caminando por las calles a Anacona y al que espera Un Día de Suerte, saben de La Rebelión que grita fuerte “no le pegue a la negra”. Encontramos entonces a Ruben Blades, Celia Cruz, Willie Colón, Héctor Lavoe y otros tantos convirtiéndose en ídolos de la muchedumbre que busca siempre “una rumbita bien sabrosa para guarachar”.
Una Yemayá como grito, y una clave como reconocimiento total, son elementos que también forman parte de la universalidad de este estilo y de nuestro sabor. La música caribeña es plena: Pasión, Sentimiento y Rumba – así con mayúsculas – se conjugan en la sangre del latino.
Así vive el caribeño. Su cadencia y ritmo es reconocido en el mundo entero; su vida es “rumba buena y guagancó”, a pesar de su sufrimiento y exclusión se hace fuerte, se renueva en la música y sigue adelante. La JunglaEs es un lugar en el que la música y sus diferentes ritmos se pasean entre los Karaokes, el chat y las venas de quienes hacen de ella no solo unas simples letras sino su estilo de vida y su pasión. Podríamos intentar hacer una autobiografía a partir de los hechos más importantes de nuestra vida y agregarles a ellos una música que la evoque, que la haya acompañado o marcado y con asombro descubriríamos que no es algo descabellado.
La música es, al igual que la literatura, representación de lo popular; por ello, no puede quedarse al margen de la transformación de la realidad del ser humano ni de la sociedad porque ellos recogen “los ecos de la voz del hispano”. Espero en futuras publicaciones contarles de quienes hacen y respiran música en nuestra Jungla en español.
“La música es un mundo dentro de sí mismo, es un lenguaje que todos entendemos”
Stevie Wonder
@ROSEMARYS
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